–Hombre, Delibes, tú por aquí. ¡Otra alma de lobo!
–Ya ves... Encantado de verte, Félix. Pero prefiero tener olfato de lobo, que falta me hace. Por cierto, ¿qué tal la caza por aquí?
–De pena, amigo. Las almas no dejan huellas.
–¿Quizá en el Infierno...?
–Un escritor preguntando esas cosas: ¡ya sabes que eso es un cuento!
–¿Y qué hacemos entonces?
–Contemplar las puestas de sol de todos los mundos del universo, por ejemplo.
–¡Dios! ¡Cuantísimas! Para verlas todas, necesitaremos...
–...una eternidad. Lo sé, amigo, lo sé.
1 comentario:
Me hizo sonreír. Un abrazo
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