"No habrá lealtad; no existirá más felicidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano. No habrá risa, excepto la risa triunfal cuando se derrota a un
enemigo. No habrá arte, ni literatura, ni ciencia. Cuando seamos
omnipotentes no necesitaremos más ciencia. No habrá ya distinción entre
la belleza y la fealdad. Todos los placeres serán destruidos. Pero
siempre, no lo olvides, Winston, siempre habrá el afán de poder, la sed
de dominio, que aumentará constantemente y se hará cada vez más sutil.
Siempre existirá la emoción de la victoria, la sensación de pisotear a
un enemigo indefenso. Si quieres hacerte una idea de como será el
futuro, figúrate una bota aplastando un rostro
humano...incesantemente..."
Si tuviera que describir la novela
“1984” con una palabra diría pesimista. Orwell escribió
“1984” antes de la segunda mitad del siglo XX, una visión
del futuro de la sociedad. Con su típico carácter anti-totalitario,
el autor plasma un gobierno déspota, basado en la mentira y la
manipulación y una nación en la que los ciudadanos simplemente se
dejan dominar por las masas. El final, más bien siniestro, deja a la
luz la idea lúgubre de Orwell de que no hay nada que hacer contra
los dominantes del mundo y de que es una lucha perdida contra la que
ni siquiera un sentimiento tan noble y poderoso como el amor puede
ganar. Aparte de el fantástico vocabulario y estilo del lenguaje, el
libro es un ejemplo en la literatura mundial por su mensaje social.
Me ha hecho reflexionar sobre el futuro de la sociedad
actual y me ha hecho sentir orgullosa de que la humanidad no haya
llegado a los extremos que el autor preveía.
Es cierto que la novela tiene pasajes
que pueden ser difíciles de seguir, sobre todo las ideas
complejas y metafóricas que Orwell quiere transmitir, pero es un texto de referencia que todos deberíamos leer para
concienciarnos social, política y moralmente. Y si es en versión original, mejor.
Dellabontá, 15 años
1 comentario:
Dellabontá: Yo me intenté leer este libro más o menos a tu edad (cumplí los 14 en 1984) y no pude acabarlo porque realmente era demasiado duro lo que se estaba narrando, y me produjo impresiones muy parecidas a la tuya.
Eso sí, jamás lo hubiera podido explicado tan bien como tú, ni hoy en día.
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