Me habría encantado leer el último volumen de cuentos de Etgar Keret cuando tenía quince años así
que le pregunté al autor si esta publicación había tenido mucho
tirón entre lectores jóvenes.
“La mayoría de mis lectores son
soldados* o jóvenes entre los dieciocho y veinte años pero pensé
que con este libro perdería público ya que es menos extremo que
los cuentos anteriores, sin embargo ha tenido más éxito que el
anterior”. Efectivamente, hay menos violencia, rabia y sexo explícito en De repente llaman a la puerta y más compasión. Estos cuentos son más redondos y universales que los de volúmenes anteriores, aunque siguen impactando las escenas descabelladas, los detalles surrealistas, la ironía; todo con un fondo de ternura un tanto ácida: divorciados cruelmente amantes y suicidas deseosos de vivir la vida. Hay un rayito de esperanza, aunque sea artificial. Los
personajes de Keret, a veces perdidos y otras salvados por el humor o
el amor, son una constatación de humanidad esquizofrénica que el
autor relaciona con su experiencia vital en Israel, donde la violencia
late bajo una fina capa de educación y religiosidad.
Tras defender las historias cortas como
género literario nada inferior a la novela y más acorde con
nuestros tiempos twitteros, hablamos con Keret sobre la
literatura para niños y adolescentes, sobre ese empeño en
proteger a la infancia de temas que consideramos que no son para ellos, lo cual
me recordó palabras de Sendak : “Libros para niños, libros para
adultos: todo eso es marketing. Los libros son libros. (…) Nunca ha
sido mi intención hacer felices a los niños. O hacer que sus vidas
sean mejores. O más fáciles.” La literatura no es un instrumento
para cambiar el mundo, es un proceso comunicativo directo entre el
escritor y el lector que en el caso de la literatura para chicos está
desvirtuada por el mediador (padres, editores, libreros,
bibliotecarios, maestros...). Keret comentó que su libro para niños
Papá escapó con el circo ha estado prohibido en EEUU porque “los
padres no se van de casa”. Este debate sobre si hay temas que no
deben contarse a los niños es bastante chocante en una sociedad
donde estos pueden acceder a cualquier tipo de información a golpe
de tecla. Creo que necesitamos una nueva corriente crítica que
realmente vea los libros para niños como gran literatura accesible
para ellos (también) sin obsesiones pedagógicas o pacatas (o mercantiles...). Curiosamente, la infancia de Keret está unida a los cuentos que le contaba su padre, poblados de borrachos, prostitutas, asesinatos, pero que le permitieron profundizar en valores familiares y humanos.
Por otro lado, el interés literario de
Keret por explorar su propia identidad, resulta atractivo para el
lector adolescente, al igual que su eterno cuestionar las realidades
que deben ser así “porque sí”, su literatura es "¿y por qué
no?". Libertad, búsqueda del yo, sexo, amor, dios, muerte... y humor,
mucho humor.
Probad a bucear en su página web, a
escuchar alguno de sus cuentos (en inglés), o a disfrutad los cortos
en los que participa tanto de guionista como de director; buscad sus
cómics; leed entre sus últimos cuentos Mañana saludable, o Pez
dorado, o Septiembre todo el año, o...
Merece la pena.
De repente llaman a la puerta | Etgar Keret | Siruela
*supongo que se refería a los jóvenes realizando el servicio militar obligatorio en Israel.
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