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jueves, 5 de noviembre de 2009

JC: guerra de palabras

Cuando hemos visto que mañana se celebra El Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados se nos han ocurrido imágenes chocantes: un soldado vendando la rama de un árbol, otro regando el jardín de su trinchera, un tercero retirando con cuidado gusanos del suelo mientras coloca una mina antipersonas... ¡Quéeeeee fuerte! Y es que la palabra GUERRA, borra todas las demás.
Aquí hay alguien que no ha entendido las reglas del juego del "SER HUMANO": la guerra es muerte, y la muerte es el final del juego. ¿Para qué están las palabras? Para todo, llegan a cualquier sitio y todos deberíamos poder utilizarlas (?). Si quieres hacer la guerra con ellas, hazla. Existen palabras hirientes, explosivas, dolorosas, insultantes... Créalas, lánzalas, escúpelas, provócalas. Lo bueno es que quién las recibe, también dispone de palabras imaginativas, lacónicas, surrealistas, cómicas, generosas, cariñosas, defensivas, alegres, despectivas, intencionadas, irónicas... para defenderse o para convencer. Hombres frente a mujeres, hijos frente a padres, niños grandes frente a niños chicos, país frente a país. Con las palabras, tenemos que poder.

El límite de la guerra de palabras está muy claro: la violencia física. A veces, llegamos a traspasar este límite, porque hemos hecho mal uso de las palabras, en muchos casos, no las hemos utilizado, por educación, vergüenza, pena, cobardía, y, sobre todo, por falta de imaginación. Las hemos dejado pudrirse o malgastarse. Si unas palabras no sirven, usa otras, invéntalas, róbalas, pídelas prestadas... Pero nunca traspases el límite de la noviolencia. El que no cumpla esta simple regla, eliminado del juego "SER HUMANO". ¿Quién saca la tarjeta roja?


Un cuento que viene a cuento:
El rey sin armas (François Sautereau | Patrice Douenat | Alfaguara). Un niño sucede al rey de los buenazos y se dedica a los animales. Como descuida al ejército los ministros conspiran contra él: logrará vencerlos con ayuda de los animales y se retirará a vivir en plena naturaleza.

Y aprovechando que Alfredo Gómez Cerdá es el autor del mes:
La guerra de nunca acabar (Everest | teatro). Los soldados están más que hartos de una guerra de la que nadie recuerda el motivo. Así que, cualquier excusa es buena para abandonar las armas: ¡que se peguen los reyes!

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