En estas dos historias el grupo de amigos, la banda, es una clave fundamental en la solución del conflicto, que, sin embargo, queda en puntos suspensivos: ¿pierden? ¿ganan? ¿sobreviven? Te deja pensando...
En ambos casos, se narra un problema social (la inmigración en uno, las drogas en otro) que contrasta con las aspiraciones menos trascendentes de los protagonistas y que les ayuda a enfrentarse a los adultos y a crecer.
La narración de Gómez Cerdá es especialmente realista (impresionan el padre y la abuela de Paulina y la descripción del polígono) y me ha emocionado su retrato de Lucas, personaje acertadamente "cincelado", como su eterna sonrisa.
Belén Gopegui tiene un tono más educativo, políticamente correcto, siguiendo la línea de mucha literatura infantil española. Son interesantes las reflexiones del protagonista Daniel sobre la competitivad y la relación de los libros con la vida.
Y las ilustraciones en blanco y negro de Tino Gatagán en la edición Ala Delta de La Jefa de la Banda, resultan muy adecuadas al tono de la historia.
La jefa de la banda, Alfredo Gómez Cerdá | Edelvives
El balonazo, Belén Gopegui | SM
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