¡No te pierdas los procesos para realizar una ilustración en SOLO DIBUS!

viernes, 17 de julio de 2009

Las bibliotecas son para el verano



No, no es que en otoño no sean un lugar magnífico donde secar los zapatos mientras Mortadelo te da la risa... Es que en verano, hay gente que no se acuerda de que existen las bibliotecas.
Ya vayas a un pueblo en la montaña o al borde del mar, en España es difícil no tener una biblioteca a unos pasos o a un paseíto en bici (si no la encuentras enseguida, pregunta en el ayuntamiento).
No hay excusas para no leer a la hora de la siesta, o un rato al fresco, después de un buen desayuno. Además, las bibliotecas no solo te ofrecen libros, sino talleres, cuentacuentos, exposiciones... El carnet de la biblioteca te lo hacen en el acto y ya eres medio dueño de millones de historias.
En algunas zonas turísticas, alejadas de algún centro urbano, los ayuntamientos ponen en circulación un montón de libros a bordo del Bibliobús, donde puedes tomar prestados libros con el DNI.

Kila se ha colado en la bolsa de aseo de mi prima Marian, y ha terminado en la playa de Gandía. Esto es lo que nos cuenta en una carta (que ha llegado un poco mordisqueada, la verdad):

Creí que me iba a quedar con hambre, comiendo solo los cuadernillos de crucigramas que descubría medio cubiertos de arena. Menos mal que a Marian se le ocurrió dar un paseo por el Grao y descubrió el centro social y dentro... ¡una biblioteca enterita! ¡Cuántos cuentos de princesas! Algunos eran en valenciano, qué gustito a azafrán y flor de azahar... Marian se apuntó a un taller de marionetas y allí conoció a Amparo.
Así que con Amparo y sus padres visitamos Gandía. Llegamos a una plaza chiquita donde se alza un antiguo convento precioso, el Convent San Roc: ¡qué guai! ¡otra biblioteca! Una sala para infantil y otra para juevenil: lujo totaaaaaaaaaaaaaal. Los papis se quedaron en el patio del convento tomando una cervecita, con sus préstamos bajo el brazo, y nosotras, a recorrer las salas de piedra y grandes ventanales. Qué fresquito, qué silencio, ¿por dónde empezar?
Primero, nos abalanzamos en los estantes de novedades. Me encanta ser la primera en abrir un libro y meterme dentro a olerlo... Me encanta cuando Marian trae la bolsa llena de libros sellados por primera vez (ouch, no se qué pasará cuando vea que desaparecen...), y me encanta cuando un cuentacuentos me descubre a su manera cuentos que ya he degustado antes.
Creo que a Marian también le ha encantado así que ¡estas vacaciones sabrán a algo más que sol y sal!

No hay comentarios: